No resulta extraño que los
aficionados al montañismo muestren algún tipo de predilección hacia alguna
cumbre en particular. El vínculo especial que une al hombre con una montaña
concreta tiene su origen en causas que, en la mayoría de los casos, provienen del
ámbito etéreo de lo sentimental.
Desde hace años el Pico
Urbión es mi montaña favorita. Quizá debido a la
incontestable belleza de su entorno; o
por ser el lugar donde me inicié al montañismo; seguramente por una mezcla de
recuerdos y sensaciones. Ni siquiera es la cima más elevada o hermosa que he
hollado; sin embargo, es la montaña que en mayor medida me ha cautivado.